Toni Prats: “He conseguido que en Pòrtol se canten los goles del Betis”

3991

Fue el primer portero en marcar un gol de falta en la Liga Española de fútbol (marcó contra el Madrid y contra el Atlético de Madrid). Nacido en Capdepera en 1971, jugó 17 años como profesional en las filas del Real Mallorca, del Celta, del Betis y del Hércules, y fue internacional una vez. Desde hace 14 años vive en Pòrtol, donde es propietario del Cafè Pòrtol, un lugar donde ha conseguido que los vecinos canten como suyos los goles del Betis. Hablamos de Toni Prats, ‘Er Pra’, como le llamaban en Sevilla.

-¿Como es que un ‘gabellí’ como Toni Prats acaba viviendo en Pòrtol?

-Estuve viviendo diez años en la península (primero un año en Vigo y otros nueve en Sevilla). Y a la hora de volver a Mallorca, hace 14 años, estuve buscando casa en distintos lugares, en Palma, en Pla de Na Tesa y aquí en Pòrtol. Un amigo mío del Mallorca, Tomeu Serra, me aconsejó que viniera aquí. Y así, con mi mujer y los dos hijos que teníamos entonces, me vine a vivir. La tercera hija nació ya aquí.

-¿Cómo fue el proceso de integración?

-Como era mi vuelta a la isla después de diez años fuera (desde que tenía 23 años hasta los 33), al principio me costó un poco; la isla había cambiado y yo iba un poco perdido con las costumbres. También debemos pensar que cuando eres futbolista llevas una vida muy intensa, sin prácticamente fines de semana libres, y cuando lo dejas tienes que volver a coger el tren. En todo caso, al cabo de unos años, después de dejar trabajo de despachos en Mallorca, empecé a hacer más vida social. En todo caso, tengo que decir que la gente de Pòrtol es espectacular; todo el mundo nos ha acogido muy bien.

-Antes de volver aquí, había estado en Galicia y Andalucía, como recordaba … A priori parecen muy distintos gallegos y andaluces.

-Sí, lo son. La verdad, en todo caso, es que yo estuve muy bien tanto en Vigo como en Sevilla. Los gallegos tienen un carácter más reservado, mientras que los andaluces son más abiertos. También tengo que decir que te abre muchas puertas por todas partes el hecho de que seas un deportista conocido, como era yo entonces a pesar de que a mí siempre me ha gustado pasar desapercibido.

-Los aficionados del Betis suelen bautizar los jugadores con nombres sui generis. ¿A usted como se le dirigían?

-A mí no me lo cambiaron mucho. Me llamaban ‘Er Pra’ (ríe).

-¿Y como es el tránsito entre ser un jugador popular y famoso y pasar a ser una persona anónima ‘?

-Yo no he tenido demasiado problema en este sentido, porque como he dicho siempre me ha gustado la discreción. Puedo entender que en otras cosas cueste un poco adaptarse a la nueva realidad. En parte, sí creo que los futbolistas viven en una burbuja. Recuerdo, por ejemplo, que antes de un Betis-Sevilla o Sevilla-Betis la semana antes del partido prácticamente no podías salir a la calle. De hecho, tampoco después de disputarse el partido, tanto si había ido bien como si no.

-¿Por qué se hizo portero? Siempre se ha dicho que los porteros están un poco «locos» …

Siempre había oído que cocineros y porteros lo estábamos. Los cocineros porque soportar 60 grados en una cocina no es cosa fácil, y los porteros porque tampoco es muy normal eso de tirarte por tierra para parar un balón. Además, el portero es el único especialista que hay en un equipo de fútbol. En mi caso, he de confesar que yo, que fuera el campo soy tranquilo y reservado, me transformaba dentro del campo, probablemente por la concentración que debía tener para hacer bien mi trabajo y por la responsabilidad que iba asociada a mi trabajo. De alguna manera, era como si actuara como era bajo la portería.

-En Pòrtol tienen a otra portera de gran nivel: Cata Coll.

-La conozco bien, tanto a ella como a su familia. De hecho, la empecé a ver jugar cuando ella tenía 10 o 12 años, jugaba tanto de portera como de jugadora y ya destacaba entre los niños. Ahora está jugando en Sevilla, y creo que tiene un gran futuro por delante.

-¿Cómo ve el boom que vive el fútbol femenino?

-Creo que es difícil que llegue en poco tiempo al nivel del fútbol masculino, tanto técnicamente como de impacto y de importe de las fichas. Simplemente porque, respecto al fútbol masculino, el femenino lleva un retraso de años, han comenzado hace muy poco, pero creo sinceramente que está en la buena línea. Se está haciendo muy buen trabajo en la base y en el terreno amateur, y los resultados ya van llegando. En base al trabajo, creo que irá recortando distancias desde el punto de vista técnico, táctico y también físico, asumiendo que un hombre y una mujer somos distintos en este terreno. En cualquier caso, veo muy positiva la fuerza que ha cogido en los últimos tiempos el fútbol femenino, con partidos que han llegado a tener 40.000 espectadores. De hecho, también veo muy bien la igualdad entre hombres y mujeres en todos los terrenos.

-¿Qué consejo le dirigiría a un joven que está pensando en dedicarse profesionalmente al mundo del fútbol?

-Lo más importante es que tengan ilusión y muchas ganas de aprender cada día. Evidentemente, para llegar a la élite hacen falta unas condiciones mínimas para la práctica deportiva. En todo caso, siempre he tenido claro que el talento se puede tener, pero con la práctica se puede mejorar.

-¿Lo sigue, el fútbol, ​​a día de hoy?

-Como he dicho, hace años que estoy desvinculado del mismo profesionalmente. En su día, en Las Rozas, en Madrid, me saqué los títulos de director deportivo y de entrenador de porteros. No sé si volveré a trabajar, es una puerta que siempre quiero tener abierta. Sea como sea, sí es verdad que, como aficionado, nunca me he desvinculado del fútbol. De hecho, creo que aquel que se desvincula es porque realmente nunca le ha gustado. En el bar que tengo aquí en Pòrtol he conseguido que venga gente y que celebren como suyos los goles del Betis.

-Y cuando juegan el Mallorca y el Betis, ¿quién quiere que gane?

-Yo soy mallorquín y mallorquinista. Pero el Betis, por los muchos años que estuve, también lo llevo dentro. Además, desde pequeño soy del Barça. La suerte que tengo es que, en principio, los tres juegan con aspiraciones diferentes. Entonces, según la necesidad de cada uno, quiero que gane uno u otro.

-En efecto, como propietario que es del Café Pòrtol, ¿cómo vive su día a día?

-Estoy muy contento de cómo va, realmente yo creo que más que un bar se ha convertido en una especie de club social, donde la gente del pueblo de todas las edades viene a pasar buenos ratos después del trabajo, o a ver partidos de fútbol. Me paso muchas horas aquí y me siento muy a gusto en contacto directo con los vecinos.

-¿Qué le preocupa y qué le gusta de la sociedad de nuestros días?

-Me preocupa la pérdida de valores como la educación y el respeto. Yo siempre he dicho que con respeto se puede ir por todas partes. Por otro lado, las personas somos cada vez más egoístas. Y yo, que he estado viviendo en la península bastantes años, pienso que los mallorquines, además de querer estar tranquilos con nuestras cosas, las deberíamos defender y valorar un poco más de lo que lo hacemos.

-¿Cómo ve Marratxí?

-Tenemos un municipio curioso: es muy grande y con muchos de núcleos, y por eso hay mucha gente que no se conoce. Aquí en Pòrtol yo conozco familias de toda la vida. Me gusta vivir porque aquí somos pueblo y ‘es fa poble’; la gente hace vida social, habla, se comunica. Es un hecho que me gusta mucho.