El artista mallorquín, residente en Toulouse, desarrolla su práctica abstracta dentro del ámbito de la pintura expandida, donde los límites entre pintura, escultura e instalación se difuminan. Detrás de su trabajo hay una investigación constante sobre la circularidad, no solo como forma, sino como manera de pensar el tiempo, el espacio y su percepción, lo que le ha valido uno de los premios mejor dotados en Mallorca con Contradictions d’un régime maximaliste.
Enhorabuena por el premio, ¿cómo recibiste la noticia?
Me hizo muchísima ilusión, porque es un premio muy prestigioso en Mallorca, y la dotación también ayuda mucho a la producción de cara al futuro, ya que los artistas solemos tener dificultades para vender y producir, y cualquier ayuda es bienvenida.
¿Cómo describirías esta obra?
Es muy representativa de lo que hago, de la pintura expandida: una voluntad de salir de la convención del lienzo, del bastidor plano colgado paralelo a la pared, e intentar hacer algo más tridimensional que se aleje de lo que la gente espera. En mi obra, en general, siempre trabajo con la circularidad, no solo como motivo o vocabulario pictórico —con elementos como el punto, el círculo, el agujero o la elipse—, sino también como tema en el soporte, que no es plano, sino que circula como un arco de circunferencia incompleta que, de prolongarse, cerraría el círculo.
¿La has presentado a otros concursos?
Esta en concreto era inédita. La produje hace un año durante una residencia artística en Establiments, en la galería Bibi. Pero sí que presento muchas obras a otros certámenes. Este año me he presentado en Andratx, Felanitx y Pollença, y ahora me presentaré en Binissalem. No siempre funciona; incluso en la misma temporada y con obras similares —porque pertenecen a la misma serie—, en otros sitios ni siquiera quedo finalista. En esta ocasión no solo he sido finalista, sino que he ganado el primer premio, así que ha sido también un impulso para seguir adelante.
¿Qué ha supuesto para ti este premio?
Quienes tenemos trabajos creativos tendemos a sufrir un poco el síndrome del impostor, a pensar que lo que hacemos quizá no funciona. La soledad del estudio tampoco ayuda a tener perspectiva. Que un jurado tan prestigioso, con el director de Es Baluard, David Barro, como portavoz, decida que es la mejor pieza es una inyección de autoestima y de energía positiva, sinceramente.
¿Cómo surgió tu trabajo con la geometría?
Es un camino. Cuesta racionalizarlo porque surge del trabajo en el estudio. Pinto desde los 3 o 4 años. Cuando era adolescente ya hubo una deriva hacia la abstracción, aunque mi formación es muy académica y figurativa.
A partir de ahí, también por una cuestión ética —lograr el máximo significado con la mínima intervención—, me acerqué al minimalismo. Eliminé el gesto y la huella del pintor. Ahora realizo superficies muy sobrias, muy reducidas, y eso me lleva a formas geométricamente simples, como el punto, el círculo, el agujero o la elipse.
¿El paisaje mallorquín te ha inspirado en esos gradientes tan presentes en tu obra?
Sí, eso es muy interesante. Vivo en Francia, donde el clima es peor. Cuando hice la residencia en Establiments en abril de 2024, el edificio tenía muchísima luz, techo acristalado y unas puestas de sol espectaculares. Yo había preparado trabajo previo, pero el plan cambió completamente al llegar. Los colores y los gradientes quedaron muy influenciados por los cielos mallorquines y la luz mediterránea. Esto no estaba presente en las obras anteriores hechas en Francia.
¿Cuál es tu técnica para crear esas piezas tan minimalistas? ¿Es pintura manual o digital?
Es completamente manual. El primer paso es crear los bastidores curvados, con una técnica parecida a la de fabricar skates o muebles de diseño. Se encolan capas finas de contrachapado, se introducen en una prensa térmica y, al secarse, toman la forma deseada. Esto puede tardar dos o tres semanas por plancha. Después, la superficie pictórica es muy minimalista. Trabajo con gradientes que simbolizan la transformación y el paso del tiempo en un medio estático como la pintura.
Utilizo el iPad para elegir paletas, pero pinto con pincel seco, aplicando los tonos a mano hasta que el degradado me satisface. Mucha gente cree que es spray, pero es totalmente manual.
Las obras son muy pulidas, pero también tienen un mensaje fuerte.
Es un compendio de ambas cosas. Me interesa hacer una investigación conceptual sólida, que articule el statement y abra nuevos caminos. Pero como trabajo en abstracción —una disciplina muy formalista—, también busco un resultado estético coherente con mi universo: líneas limpias, colores desaturados, degradados sutiles, bloques de color… un universo muy de diseño y muy minimalista.
¿Te interesa explorar las fronteras del arte digital, aunque tu obra sea tan artesanal?
Es muy artesanal, pero no creo que el arte digital no lo sea. También hay un trabajo humano detrás. Estudié en la ESCAC y el cine ya era digital. Pasé cinco años delante del ordenador. Toda mi obra, incluidos bocetos y estudios previos, se hace digitalmente con el iPad. Los gradientes son primero digitales y luego los traduzco al medio físico. También por una cuestión económica: esta pintura es muy cara de producir, así que solo ejecuto lo que sé que funcionará.
También hago piezas digitales como medio final. Uno de los proyectos para los Premis Ciutat de Palma del próximo año es una instalación digital: un reloj cromático en forma de página web que mide el tiempo en colores. Será cien por cien arte digital y ya veremos cómo se expone: con proyector, ordenador, iPad… Pero será arte digital.
¿Cómo valoras la edición de este año del certamen?
En general, muy bien. El nivel de los otros finalistas me ha parecido altísimo. Me ha gustado mucho la exposición. A pesar de ser ecléctica —no comisariada—, porque cada artista presenta una obra independiente, es muy potente.
También me ha gustado que sea una muestra exclusivamente de pintura. Muchos certámenes de artes plásticas hoy en día incluyen vídeo, instalación, escultura… La pintura a menudo queda diluida. Desde el punto de vista romántico y nostálgico, me gusta poder ver pintura de calidad y disfrutarla.
La sala de Sa Refinadora es espectacular: luz natural, suelos discretos, muy bien reformada. Es un espacio ideal para exposiciones de pintura. Tanto, que me encantaría poder hacer una individual allí en 2026, si fuera posible.
CARA A CARA
¿Cómo es tu día a día?
Tengo un trabajo diurno con tours gastronómicos aquí en Toulouse, y las mañanas suelen estar dedicadas a pasear al perro, acompañar a los turistas por el suroeste de Francia, trabajar hasta la tarde y luego ir solo al estudio y meterme en mi mundo de música, pódcast, dibujo, pintura…
¿La mejor parte?
Cuando estoy solo en el estudio escuchando música y creando, después de una mañana social.
Un personaje que admires:
La artista americana Anne Truitt, por su trabajo constante y profundo a pesar de la falta de reconocimiento.
Un libro:
Barriga, de Marcos Augusto — un poemario intenso que reflexiona sobre el paso del tiempo y el cuerpo.
Una película:
Arrival, de Denis Villeneuve, por su visión del tiempo, la comunicación y la belleza del momento presente.