«Mis obras buscan ir a los márgenes de la historia, todo aquello que no sale en los libros»

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¿Historiador, investigador, músico y comunicador mallorquín, cómo te describirías?

Al final todo responde a personalidad inquieta, y también a este perfil multidisciplinario, el día de hoy nos obliga a ser un poco multidisciplinarios y transversales. Más que buscar la especialización en un campo he ido jugando con varios, pero también en concordancia con mis intereses, ya sea la docencia, la investigación, el periodismo, o el trabajo que hago las mañanas que es la de editor. Las tardes las divido y hago un poco de multitarea. Interés e hiperactividad, es el gusto que se pasa viviendo intensamente. Mis obras buscan ir a los márgenes de la historia, todo aquello que no sale en los libros, que está en los testigos orales de la gente, aquello que está en fuentes de difícil acceso, mi trabajo es ir para preservar esta historia.

¿Tus obras tratan temas de música, historia de Mallorca y temas polémicos como el impacto turístico, que te inspira a escribir sobre estos temas?

En el caso del turismo, creo que es un campo que todavía queda mucho para explorar, realmente por lo que respecta a los impactos culturales y sociales. Yo llevo trabajando los diez últimos años los cambios en la percepción de la moral, en el caso del turismo, Baleares pasa de una moral tradicional a una moral bombardeada por estos estímulos que llegan de fuera, especialmente con el franquismo: el boom turístico, años 50-60, esto deja unos cambios muy importantes en el lenguaje, a la estética y en la población en general. Por yo este ha sido un campo de estudio e interés importado, también desde los impactos económicos y medioambientales. Y luego, con los otros temas, lo que he comentado un poco antes, investigar todo aquello que queda en el margen de la historia, también las investigaciones nos ayudan a entender quién somos por el que pasó en el pasado.

‘Tacats de desig. Oci i erotisme a les Illes Balears’. ¿Qué destacarías de tu último libro?

Para mí este libro y esta temática es como un itinerario que empezó hace 8 años, aproximadamente, con un libro sobre las relaciones amorosas durante el boom turístico. Este libro completa como una trilogía que tocan el erotismo donde también se habla de todos los impactos culturales que había detrás con una sociedad muy vinculada a la tradición. Y luego también la perspectiva que aporta el papel de la mujer dentro de todo esto, puesto que hablo del momento del franquismo. Esto surge por este objetivo de dejarlo escrito, parte de los testigos eran de muy difícil acceso, ha habido un trabajo de 4 o 5 años en documentación y redacción, pero realmente la idea es mucho más anterior. Estamos hablando de un libro pensado hace 8 o 9 años. Yo soy historiador y esto es muy importante para mí, los historiadores tenemos una misión social, tenemos que mostrar a la sociedad carices de nuestra vida, de nuestra cultura, de alguna forma tenemos que ser accesibles a la gente. Para escribir el libro conté con los testigos de las primeras mujeres que se desnudaron ante una cámara de cine, Eulàlia Segorbe y Andrea Berti en la cinta «La Orgía» (1978), entre otros muchos.

¿Qué es para ti lo más difícil de escribir un libro?

Buena pregunta. Yo no creo que cueste empezar, yo creo que cuesta el momento que tú tienes que saber parar, puesto que un libro nunca se acaba, sino que se abandona, hay un momento que tú dices: podría continuar, pero por diferentes temas como el compromiso con la editorial y también por no eternizar un proceso de creación, uno el que hace es parar cuando sabe que ha llegado a la versión que más o menos quería. Entonces con el tiempo se pueden ir haciendo pequeñas revisiones.

¿Qué libro hasta el momento te ha gustado más escribir?

Todos han representado algo especial, porque no ha habido ninguno de estos libros que haya hecho que no haya disfrutado. Al final, dentro del proceso de documentación, creación y conceptualización, si tú no pasas gusto algo está fallando. Con cada uno de ellos ha habido una gran implicación para sacar la mejor versión. Los libros sobreviven, a una sociedad que vive tanto con la pantalla, puesto que representan una cosa muy poderosa, yo nunca sé en qué manos acabará mi libro y tampoco quién lo leerá. Sí que ha habido un libro que yo no esperaba que tuviera la difusión o la proyección, no me gusta decir la palabra éxito, porque yo no lo busco, que tuvo. ‘Ahir enterrarem un nin a ciutat’, salió en plena pandemia, en el 2020 y no pudimos hacer prácticamente ninguna promoción. Lo que pasó es que en esos dos o tres años se movió el interés por el boca a boca de los lectores, un libro que ha caído en gracia. Es un libro que nos explica la vida de una de las primeras víctimas de las drogas en Baleares, un muchacho de 13 años. Yo tenía esta historia como periodista grabada en la mente.

¿Sobre qué temas te gustaría hablar en un futuro?

Yo ahora mismo estoy investigando mucho la marginalidad, todo lo que es el contexto de Mallorca y sobre todo en Palma, especialmente este tramo que conecta desde que muere Franco hasta los principios de los años 90. Esto nos abre un amplio campo de posibilidades, no con un punto de vista nostálgico, yo siempre huyo de la nostalgia. En los próximos años intentaré aportar lecturas desde la contemporaneidad, pero con relación de la década de los 80 y sobre todo la marginalidad social que había en aquella época.

¿Has vivido toda tu vida a Pòrtol?

Yo viví hasta los 29 años en Portol y ahora vivo en Santa Maria del Camino, a pesar de que siempre me he sentido de este pueblo.

¿Qué destacarías de Marratxí?

Yo siempre he pensado que su principal ‘hándicap’ es la dispersión de núcleos, pero creo que su principal desventaja podría ser su fortaleza. ¿Por qué tener un núcleo cultural cuando puedes tener diferentes? Esto plantea un reto que cada núcleo tendría que tener equipaciones e infraestructuras culturales para que sea un municipio vivo.

¿Crees que podrías escribir algo del municipio? Algo que te inspire?

Yo hace poco hice una broma a Toni Rotget, periodista de Ona Mediterrània, portolano. Le dije que creo que personas de diferentes generaciones tendrían que poder hacer una lectura de lo que han sido nuestras infancias en Portol. Porque este pueblo cuando pasan los años, más identificado te sientes con las personas que viven. Yo creo que en un futuro mi mente dirá que tenemos que hacer algo con Marratxí.

¿Cómo historiador, crees que es un municipio que tiene historia?

Tiene una historia, pienso, que atípica. Porque a partir de un pequeño núcleo como es Portol se pueden explicar muchas cosas de economía, el barro, la sociedad, política, cultura, tradición… a partir de un pequeño trozo de nuestra tierra se podrían explicar muchas cosas, y evidentemente creo que este pueblo tiene una historia curiosa que tarde o temprano tendremos que poder tocar con las manos.