Cata Coll, guardameta nacida en Marratxí y que se proclamó campeona del mundo de fútbol femenino sub-17 en 2018, sigue con sus rutinas deportivas a la espera de conocer cuándo podrá volver a ver sus compañeras. Jugadora del Barça, su contrato de cesión con el Sevilla concluye a finales de este mes. Su futuro, una incógnita.
-¿No debería haberle pillado la declaración del estado de alarma en Sevilla?
-Sí, pero estaba en Mallorca porque operaban a mi abuelo justo ese fin de semana y ya no pude volver. La verdad es que la directora deportiva del club se portó muy bien conmigo desde un principio y me dijo que me quedara en casa y que no preocupara. Que, además, como no se sabía que iba a ocurrir, que me lo tomara con calma.
-Así que lleva desde entonces en casa…
-Al final ha sido hasta suerte. Porque la casa de mis padres, en Pórtol, se comunica por la terraza con la casa de mis abuelos y mis primos, así que he podido disfrutar muchísimo de estar con toda la familia, a la que, en condiciones normales, solo veo en fiestas y vacaciones.
-¿Cómo llevó los primeros días?
-Supongo que como todo el mundo, al principio fue un poco desconcertante. No sabía muy bien qué hacer… ¡si casi ni se podía salir a tirar la basura! Pero luego, poco a poco, desde el club me fueron mandando rutinas físicas, comencé a entrenar, hacíamos videoconferencias grupales y eso me ha mantenido activa. También ver a mis compañeras de equipo de manera online me lo ha hecho más llevadero.
-En los entrenos en su casa contó con la ayuda de su padre, ¿verdad?
– Totalmente. Todos los ejercicios los puedo hacer sola pero necesitaba que alguien chutara a mis manos, que golpeasen el balón. Era una necesidad hasta mental, así que mi padre se ha convertido en un entrenador de porteros formidable.
-Y ahora, ¿cómo lo hace?
– La verdad es que el ayuntamiento me ha dejado que entrene en el campo de fútbol de Pórtol y me ha venido muy bien porque necesitaba tocar césped.
-Está entrenando pero la competición está acabada…
-Eso parece, si. La Federación ha decidido cancelar la competición, proclamar campeón al Barça femenino y que no haya descensos. La verdad es que es una pena porque lo que queremos siempre es competir, jugar, ganar los partidos en el campo. Pero no ha podido ser.
-Los chicos sí acabarán la suya…
-Entiendo que la Liga masculina genera más ingresos, hay más audiencia y hay más interés detrás para que se celebre. Particularmente me molesta, claro, me duele.
-Sobre todo ahora que parecía que el fútbol femenino comenzaba a despegar…
-Sí, habíamos dado dos pasos adelante, cada vez hay más gente interesada en seguirnos y habíamos logrado, además, firmar con la federación el convenio colectivo que regula salarios, derechos… Nos va tocar otra vez sacar la cabeza.
-Por cierto, es usted jugadora del Barça pero está cedida al Sevilla. ¿Su contrato acaba a finales de mes, verdad?
-La cesión acaba el día 30 sí, y aún no sé nada de mi futuro, pero me tocaría volver a Barcelona. Lo que sí tengo claro es que soy muy joven y lo que necesito son minutos sobre el campo.