Bernat Quetglas: «La música tiene un fortísimo mensaje social: nos demuestra que trabajando juntos podemos lograr un bien común»

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Con solo 25 años, Bernat Quetglas, director de la Orquesta de Cámara de Mallorca y de la Jove Orquestra Rotària de Mallorca, ha sido el pregonero de las Fiestas de Sant Marçal. Méritos no le faltan, ya que, aficionado a la música desde los cuatro, es compositor y director.

-¿Qué impone más: dirigir una orquesta o hacer el pregón del pueblo?

-En primer término, es un orgullo que hayan pensado en mí para hacer el pregón. Tengo la suerte de que un trabajo ayuda al otro, en el sentido de que el trabajo de director implica trabajar constantemente ante otros, los mismos músicos y el público del concierto. Esto implica unas ciertas habilidades de expresión y de psicología de colectivos. En este sentido, mi labor de director facilita el “trabajo” de recitar el pregón ante la ciudadanía. En cualquier caso, tendría que decir que para mí ha sido más fácil hacer el pregón que según qué conciertos, donde a veces he de interpretar partituras que ya han sido interpretadas por mucha gente, con la dificultad que ello implica.

-De niño, ¿cómo recuerdas las fiestas de Sant Marçal?

-Las recuerdo muy bien, especialmente el concierto que hacían Los Burots, un grupo de animación infantil, yo era muy fan. Después, con los años, empiezas a ir a las fiestas un poquito más tarde, empiezas a querer ligar con alguna chica, como cualquiera chico… Antes de ir a estudiar a Madrid, siempre fui a la escuela aquí el pueblo, donde está mi familia, mis amigos, mi gente. Y cuando llegaban las fiestas de Sant Marçal era el momento de salir, de estar todos juntos, de tener actividades de ocio.

-Eres una persona joven (25 años), pero ya con un recorrido muy importante en el mundo de la música. ¿Cuál es el secreto del éxito?

-Realmente, hay bastante gente joven que, dentro del mundo de la música, está en un punto máximo dentro de su carrera profesional, donde yo todavía no he llegado. La analogía y las similitudes entre un deportista y un músico (sobre todo, un intérprete) son claras: estamos hablando de carreras que requieren dedicación exclusiva, una preparación de horas y horas, una preparación física y con unos riesgos físicos (todos pasamos por fisioterapeuta). Así, podríamos decir que muchos de intérpretes, cuando tienen 25, 30 o 35 años, es cuando están más en forma. En el caso de los directores, se suele decir que suelen ser buenos a partir de los 50 años. En mi caso, estoy iniciando mi carrera profesional; si bien es cierto que en Mallorca he tenido la suerte de poder hacer muchas cosas, mis intenciones pasan por salir fuera.

-En todo caso, ¿qué pesa más el talento o la voluntad?

-Citaré una frase de Beethoven, que decía: «70% es estudio, 20% es suerte y 10% es talento». La hago mía. También me gusta la frase de Picasso: «La inspiración es mejor que nos encuentre trabajando».

-¿Cuáles son tus objetivos profesionales?

-Como he dicho, en Mallorca he tenido bastante actividad. Ahora, lo que me hace falta es seguir formándome (para un músico nunca se termina la formación) para poder salir al extranjero, una vez terminados los grados de Composición y de Dirección y el máster que he hecho en Madrid. Salir fuera implica también tender puentes. Para un director, su trabajo no se centra en un lugar, sino que está viajando constantemente, y yo, estos últimos años, ya me he acostumbrado a coger aviones…

-¿Tienes pensado enfocarte más hacia la Dirección?

-Componer para mí, con los años, se ha convertido en algo más esporádica. No es mi día a día, porque no me gusta escribir para que quede dentro de un cajón. En este sentido, me di cuenta que somos más director que compositor. Me gusta más la dirección porque supone un contacto directo con la música, trabajas directamente en un colectivo. De siempre me ha gustado el trabajo que suponga un contacto con gente. Al fin y al cabo, el trabajo en una orquesta no es más que poner en común las diversas visiones que tenemos todos de una partitura, y el trabajo del director sería la de sublimar todas estas visiones en una de única.

-En todo caso, reivindicas que la música tiene también un papel educativo…

-Sí, y no sólo educativo, sino también social. La música no es tan sólo un entretenimiento, sino que también demuestra que trabajando juntos podemos lograr un bien común, y eso lo tenemos que valorar: es un mensaje social fortísimo. Hay países, como es el caso de Venezuela, que lo han sabido usar de una manera muy potente. Hace unos años impulsaron un sistema de orquesta, que consistía en sacar a los chavales de la pobreza a través de la música. Las horas que antes pasaban «tirados» en la calle las empezaron a dedicar a estudiar música, pero en una orquesta, porque conciben la música no en solitario sino como un acto social. Con los años han conseguido que en Venezuela haya casi una orquesta en cada pueblo, y de entre toda la cantidad, han aparecido figuras a escala mundial, como es el caso del director de la Filarmónica de Los Ángeles, Gustavo Dudamel. Este es un ejemplo claro de las capacidades que tiene la música. Guardando mucho las distancias, como director de la Jove Orquestra Rotària, estamos intentando hacer algo similar: dar una plataforma a los chicos para que trabajen dentro de una orquesta juntos, darles unos valores de trabajo en común para tener unos bienes en sociedad. No sé si de esta orquesta saldrán muchos músicos, ya se verá, pero lo que sí conseguiremos es que todos los que hayan pasado sean personas tolerantes y respetuosas con la sociedad.

-¿Cómo es el día a día de trabajo de Bernat Quetglas?

-Son muchas horas de dedicación, fines de semana incluidos. Yo no distingo entre un domingo o un lunes, cualquier día es bueno y necesario para trabajar. Un músico es una persona que dedica buena parte de su vida a la música, y eso no es fácil de entender si no lo eres. Yo lo vivo con mucha naturalidad. Hay meses que he dormido cinco horas diarias…

-¿Personalmente tienes alguna referente dentro de la música?

-Con Beethoven siempre me he sentido muy identificado, en el sentido de que estaba convencido de los ideales de la Revolución Francesa (aunque fue hacen y detractor de Napoleón, con muy poco tiempo de diferencia). Fue una persona muy reivindicativa, con un carácter fuerte, que sabía trabajar para un bien social, aunque no se le entendiera. En esta línea, también me siento muy identificado, porque a veces me encuentro solo en un camino, pero sé que es el camino que debo seguir. No debemos perder la perspectiva de que somos músicos. Un músico ha de buscar la esencia, que no tiene porqué ser hacer la mejor interpretación posible sino que implica conseguir un minuto de magia, no necesariamente en la mejor orquesta del mundo, puede ser trabajando con cuatro chicos, a los que ves que has llegado, y en unos niveles más allá de lo convencional.

-¿Qué aficiones tienes al margen de la música, que es también tu trabajo?

-Me gusta el fútbol (soy del Barça), pero más para verlo que para practicarlo. También me gusta la lectura, pero encuentro poco tiempo para dedicarle. Y también me gusta la política, me gusta estar al tanto de lo que ocurre en este sentido.

-¿Cómo ves la juventud y la sociedad actuales?

-Yo no haría la distinción entre juventud y sociedad actual, porque a veces nos miramos muy fragmentados (la gente mayor, los adultos, los jóvenes y los niños). Realmente, aunque todos vivimos de maneras diferentes con preocupaciones distintas, también todos estamos metidos en este mundo. Segmentar nos hace perder la visión que todos estamos viviendo juntos y todos estamos en contacto diariamente. Y si un joven no es capaz de charlar con un viejo, y si un viejo no es capaz de charlar con un joven, es cuando tenemos un problema. Cuando un joven ve un viejo como un inútil, o cuando un viejo ve un joven como una persona sin cerebro, también tenemos un problema, porque cuando no estamos unidos es cuando somos más vulnerables. En todo caso, ¿cómo veo la sociedad? Tengo cierta preocupación porque cada día veo a la gente más centrada por lo material y por lo individual. El materialismo cada día es más fuerte. Como músico, vivo de cosas intangibles, que es donde para mí está la esencia de la felicidad. No debemos perder de vista que estamos en este mundo, que no estamos para ser más ricos, para tener más poder, sino que venimos y estamos para intentar ser felices. De vez en cuando, deberíamos detener a reflexionar sobre este hecho.