Motor Retro Marratxí, veintiún años de pasión por los clásicos

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En 2024, la feria Motor Retro Marratxí ha contado con más de sesenta puestos; siete asociaciones locales y de fuera de Marratxí, y asistentes de Barcelona, Madrid, Valladolid, Alicante y el norte de Andalucía que exponen y venden material. Se trata de un evento que durante dos días acoge a miles de personas, con stands de compra-venta, exposiciones de vehículos particulares y asociaciones que comparten la afición por los clásicos y que dedican horas y dinero incalculables a su pasión. Una de las propuestas más comentadas y fotografiadas de esta edición ha sido la exposición de Porsche, con la evolución de los diferentes modelos de la marca, entre los que destaca el deportivo 356 del año 1954, un biplaza que fue el primer automóvil de serie que fabricó esta compañía.

Toni Bestard, secretario de la asociación Motos Históricas de Mallorca, organizadora del evento, asegura que la feria es un referente en el sector a nivel nacional y lleva el nombre del municipio más allá de las fronteras de la isla. En la Península, Motor Retro «no es la feria de Mallorca, es la feria de Marratxí. Estamos orgullosos, porque se ha convertido en una de las ferias importantes de este tipo en España».

De mercadillo a referente nacional

La Verónica de Sant Marçal es el punto de encuentro desde las primeras ediciones, que comenzaron a realizarse después de la fundación, por parte de un grupo de aficionados a los vehículos antiguos hasta 1940, de la asociación Motos Antiguas de Mallorca, en el año 2000.

A raíz de la organización de una primera vuelta a Mallorca con este tipo de motos, decidieron hacer realidad la primera feria Motor Retro Marratxí, tres años después de fundar el club. «Éramos unos diez o doce en la Verónica, cada uno con sus trastos para vender. Pasó el fin de semana y nos volvimos con los trastos, pero ya habíamos hecho algo” . Según nos cuenta Bestard, las primeras diez ferias disponían de 20 metros de carpa, que montaban ellos mismos. «Gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Marratxí, porque, de lo contrario, no habríamos llegado hasta aquí. Hemos ido creciendo un año tras otro, un puntito más cada vez hasta la actualidad, en la que nos han llegado a decir que es una de las mejores ferias de España».

Bestard aclara que el germen de la idea viene de mucho antes. Y es que algunos de los actuales dirigentes de Motos Antiguas de Mallorca fundaron, en 1989, la asociación Club de Motos Antigues Es Siurell, que continúa activa en Marratxí. La asociación, fundada por Sebastià Ramis, llegó a tener 200 socios. A día de hoy, son unos cincuenta y luchan por animar a las jóvenes generaciones a seguir formando parte de uno de los clubes con más historia de Marratxí.

Pedro López Garcies es uno de los vocales desde hace más de 20 años. Uno de sus objetivos es mantener un club «que hace tantos años que está en activo» y dar a conocer las vueltas y salidas que hacen. «Cuantos más socios haya, mejor; no estamos cerrados. Muchos antiguos socios se pasaron a los coches clásicos, y la feria nos sirve para reencontrarnos». Es Siurell tiene socios de Sa Pobla, Selva, Pollença y otros municipios. «Tenemos un señor de Inca que viene con su moto con sidecar con su mujer. Tiene 90 años», dice López.

Y ¿cómo ha pasado de ser un pequeño mercadillo a un referente no solo en la isla? El boca a boca, dicen. «En las primeras ediciones, la gente miraba, pasaba», y se ha ido extendiendo «sin ningún tipo de publicidad», asegura, complacido, Bestard. «Íbamos por los comercios, pero no nos hacía falta; era la gente la que nos lo pedía. La afición es tan grande que desde el mes de enero ya nos escriben para saber la fecha de celebración. Tanta es la expectación, que el día antes de inaugurar los más curiosos ya se acercan a la carpa».

La chatarra de unos, el tesoro de otros

El contenido de la feria es muy variado. Según la organización, «hay gente que repite cada año, pero siempre hay gente nueva». En Motor Retro Marratxí viene desde el profesional que se dedica al mundo del motor clásico, «que normalmente son los que vienen de la Península», hasta particulares que exponen o venden. «También viene gente de aquí que ha recogido muchas piezas, o que ha tenido talleres y viene a vender o cambiar», afirman. También hay asociaciones que vienen a darse a conocer y exponer. «Visto desde fuera por una persona que no está metida en este mundo, el aficionado que busca piezas puede parecer que mira chatarra, porque hay motos o coches oxidados, pero las personas a las que nos gusta este mundo vemos la oportunidad de conseguir el coche que habríamos deseado tener. No solo es vender, es encontrar esa pieza original que te falta para tu moto».

Así lo ratifica el presidente de Veteran Cars, Sebastià Frau. «Es importantísimo poder encontrar la pieza que nos hace falta. A veces parece chatarra para tirar, pero a algunos nos hace muy feliz encontrarla». Veteran Cars es uno de los clubes de Marratxí que participa desde el principio. «La Motor Retro es muy importante para nosotros, es un lugar en el que nos vemos todos los aficionados a los vehículos históricos y clásicos. Cada año montamos un estand. No vendemos nada, nos damos a conocer, y es para que los socios cuenten con representación en la feria y nos visiten. Exponemos dos coches el sábado y dos el domingo».

Veteran Cars es una fundación con 60 socios que mensualmente hace salidas y visitas culturales con los coches antiguos. Para ellos, abrir la feria del motor marratxiner hace más de veinte años «fue una gran iniciativa. Porque en Mallorca no teníamos nada sobre estos temas, y si queríamos encontrar repuestos o piezas teníamos que salir de la isla e ir a las ferias de la Península». Pero, ahora mismo, la situación ha cambiado. «Ahora resulta que los de la Península vienen aquí y nos traen piezas. Es evidente que es un referente. Recuerdo que, antes de la Retro, todos los de Marratxí y prácticamente todos los de Baleares íbamos a Sils, una feria muy importante que se hace en Girona (Llotja de l’Automòbil i la Moto Antiga), y creo que ahora la Retro no tiene nada que envidiar a otras ferias. Es tan importante como la de Sils, si no más. La feria de Marratxí ha sido un éxito total».

Pedro López, del Club de Motos Antiguas Es Siurell, lo corrobora: «Íbamos a Sils a buscar piezas. Yo, por ejemplo, tuve que ir a Madrid a comprar un manillar de Sanglas. Hoy en día, lo encontraríamos por aquí. Viene mucha gente de clubes de Menorca o de Cataluña para comprar piezas, comerciantes de renombre de Scooter Clásica, motos de campo; nombres bastante importantes del mundo del vehículo clásico. Es un orgullo poder visitarlos (en Marratxí), porque ves piezas que tienen al menos veinte años, o que están reconstruidas porque ya no se fabrican y están perfectas».

Así como en los vehículos, en las ferias se invierte mucho tiempo y dinero. «Por un carburador que viene de América te piden 800 euros, y sin esta pieza la moto no funciona. No es un capricho por querer la mejor moto, quieres mantenerla, y tal vez pasará a tus nietos. Tampoco lo haces por negocio, porque nunca podrías recuperar el dinero invertido», asegura López. El amor por las motos lleva a personas como él a dedicar cinco horas solo a limpiar el vehículo de dos ruedas. «Si te ha cogido la lluvia, estás tres horas limpiando la parte de pintura y dos la de cromado, porque limpias con el pañito y frotando los rincones, y eso es porque le tienes cariño».

Una isla con afición

Toni Bestard, de la organización, asegura que, aunque sea una isla, en Mallorca hay mucha afición al motor retro «y mucho material». Además, recuerda que el primer vehículo que se matriculó en toda España fue un cuadriciclo de la marca Clement en Palma, el 31 de octubre de 1900, según consta en los archivos de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Sin embargo, Jordi Bauzà, presidente del Club 2T Clásicas Baleares, sí admite que los aficionados isleños tienen limitaciones a la hora de poder encontrar ciertas piezas. «Cuando fundamos el club, decidimos ponerle Baleares para hacer piña todos los isleños. Aquí estamos limitados para conseguir motos o repuestos, siempre tenemos que cruzar el charco. Y, si nosotros tenemos este problema, imagínate los de Ibiza o Formentera».

Club 2T Clásicas Baleares es de las agrupaciones más jóvenes presentes en la feria. Nacida en el año 2017, esta asociación con sede en Pòrtol es conocida por hacer salidas y exposiciones, como la de la plaza de Can Flor la pasada Navidad, en la que había una gran variedad de modelos de dos tiempos: coloridas Vespa, de la desaparecida marca austriaca Puch o las llamativas Yamaha deportivas. «Uno que las ha vivido se sorprende al encontrar algunos modelos aún dando vueltas por Mallorca», asegura Bauzà.

Para estos apasionados de las motos de los años ochenta y noventa, como la Vespa Primavera, entre otras, la feria Motor Retro Marratxí «es un punto de encuentro dentro de los clásicos. Encuentras repuestos, motos que te interesan. Exponen y venden vendedores de la Península a quienes puedes encargar piezas. Es un fin de semana entretenido».

Miembros de la Asociación Motos Históricas de Mallorca aseguran que la Motor Retro «tiene un carácter social muy grande. Es la excusa para reunirse, ver otros coches y motos. Damos una oportunidad a la gente que es de este mundo, a quien le gusta, pero también a quien no lo ha visto». Los asistentes hace tiempo que piden que la feria, con miles de visitantes cada año, se amplíe. «Nos han pedido que la feria se haga dos veces al año, pero no es viable por la cantidad de gente que viene de fuera y tiene que traer el vehículo en barco, con el coste que esto supone. Si alguna asociación más quisiera colaborar, sí se podría plantear», dice Bestard con una sonrisa. Eso sí, aunque crezca, se quiere mantener la esencia de las primeras ediciones, «no queremos que se pierda el espíritu de mercadillo», que estuvo allí desde el primer momento, cuando eran una decena.