Hace pocas semanas han empezado a llegar los usuarios, pero Marga Roser lleva gestionando la apertura de la residencia desde 2021. Trabajadora social de profesión, fue directora de la residencia de San Miquel durante dos años. Y también dirigió durante seis meses la residencia Covid de Sa Riera para personas con covid sin sintomatología grave.
Marga Roser confiesa que le hace “mucha ilusión” dirigir la residencia de Son Caulelles. Se define como una apasionada de la geriatría y de trabajar con personas mayores. En la entrevista, Marga Roser deja muy claro que ninguno de los usuarios que se encuentra en la residencia porque quiera su familia, sino porque no pueden ser atendidos correctamente en sus domicilios. Recuerda que la atención a los grandes dependientes es muy dura y no tiene descanso.
A principios del mes de octubre, han empezado a llegar las primeras personas mayores dependientes que convivirán y que serán atendidas siguiendo el modelo de atención centrado en la persona con el cual trabaja el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), que es quien gestiona el centro. De momento, han llegado una veintena de usuarios, pero progresivamente se instalarán hasta cien internos, 70 provenientes del IMAS y otros 30 gracias a un convenio de atención sociosanitaria con la Consejería de Salud. La mayoría de ellos son grandes dependientes.
Durante las últimas semanas se han puesto a punto los detalles para un desarrollo óptimo del servicio y se han realizado las entrevistas con los familiares de los primeros usuarios, que provienen de la lista de atención a la dependencia y que ingresarán en la residencia de forma progresiva.
¿Cómo va la aclimatación de los usuarios durante los primeros días de la residencia de Son Caulelles?
Tenemos diecinueve personas ingresadas. La mayoría de ellas viene de otro centro y ya tienen dinámica de residencia. Otros cuatro o cinco usuarios provienen de domicilio, que son a los que les está costando un poco más. Para el resto, la adaptación es muy sencilla porque por ellos es prácticamente igual y las dinámicas son muy parecidas. Sí que notan que están en otro lugar porque son habitaciones individuales y en la mayoría de centros concertados comparten habitación. Los que vienen de domicilio hay algunos que no tienen capacidad cognitiva para entender que están en un centro, pero se encuentran muy bien porque les hacen mucho de caso. A otros les cuesta más, hacen muchas preguntas, les gusta el centro, pero es una adaptación normal en un centro nuevo y a un nuevo sistema de trabajo. En la gente mayor las adaptaciones pueden prolongarse desde quince días hasta un año.
¿Cuántos usuarios han llegado y cuándo llegarán el resto?
Tenemos un ingreso mañana. Estamos pendientes de contratación de personal para poder abrir otro módulo. Son temas de Función Pública y se tienen que sacar las bolsas y hacer los equipos.
¿Hay residentes de Marratxí?
Hay un señor de Sa Cabaneta y otros que tienen a los hijos que viven por Marratxí o por los alrededores.
A pesar de ser una residencia para 100 personas, los usuarios están distribuidos en cinco módulos de veinte personas, ¿cuáles son las ventajas y qué perfiles profesionales integran cada módulo?
Tener a las personas divididas por módulos hace que se creen pequeñas unidades de convivencia y nos permite trabajar más individualmente en cada uno de ellos. Yo considero que los modelos de veinte personas todavía se hacen pesados y creo que el modelo tendría que ser de hasta quince personas para poder hacer una atención más personalizada porque a veces los grupos de veinte todavía cuesta prestar la atención. En cada módulo hay auxiliares de enfermería que están 24 horas, las enfermeras que también están 24 horas, y fisioterapeuta, terapeuta, educadora social, psicóloga, la trabajadora social, que es la persona con la cual la familia tiene el nexo con el centro, y el médico.
¿Cómo es una jornada para los residentes, qué tipo de actividades hacen?
Los usuarios se levantan, todos necesitan apoyo porque todos tienen un perfil de dependencia, casi todos tienen un grado 3 de dependencia. Todos necesitan ayuda para las actividades básicas como levantarse, lavarse y merendar. Después vienen a la sala, hacen juegos, pintan, hacen ejercicios de estimulación y varias actividades. Al acabar, se hace el cambio de pañales, comen, hacen la siesta y por la tarde reciben visitas de las familias.
¿Cuál es el perfil de los pacientes que llegarán a la residencia fruto del convenio con el IBSalut?
El perfil de las 30 plazas que tienen que venir y están en convenio con IBsalut son personas con dependencia, que están en hospitales de larga estancia pendientes de ingreso a residencia. La patología mayoritaria de todos los usuarios es el deterioro cognitivo, sea por demencia, o sea por Alzheimer, accidente cardiovascular, demencia senil, demencia por Parkinson. Hay problemas asociados de movilidad porque muchos dejan de andar sin saber por qué y tenemos una mujer que, en cambio, no para de andar. Tenemos un problema de inmovilidad. Casi todos van en silla de ruedas. Solo andan el 10%.
¿Cuántas habitaciones hay en la residencia y cómo están distribuidas?
Las habitaciones están repartidas en dos plantas, la planta baja y la primera. Actualmente tenemos 88 habitaciones individuales y seis dobles. Las habitaciones individuales nos facilita los aislamientos en casos de Covid, por ejemplo, que acabamos de tener un caso. Cada módulo tiene una zona de estar y comedor. La residencia además cuenta con una sala de visitas y actividades, despachos para todos los profesionales, una sala de fisioterapia y terapia ocupacional, un comedor, que es una sala multidisciplinaria, cocina y almacén.
El Gobierno ha puesto esta residencia como modelo de construcción y gestión pública. ¿Qué la hace diferente otros modelos?
Creo que en quince o dieciséis años es la única residencia que se ha construido con este modelo, donde el Gobierno la construye y la IMAS la gestiona. Creo que es el modelo por el cual se tiene que apostar porque la gestión privada con personas mayores, como se ha demostrado durante la pandemia, no beneficia a nadie, ni a los usuarios, ni a las familias.
¿En qué se basa este modelo centrado en la persona?
El modelo pone en primer término a la persona mayor como centro de las curas. Tomar cura de las personas mayores es una tarea muy importante. Tenemos un perfil de usuarios que no pueden estar en los domicilios, sin olvidar que nadie está aquí para que su familia quiera. Están aquí porque no pueden ser atendidos correctamente en los domicilios y necesitan unas curas especializadas. Atender una persona con gran dependencia son 24 horas en el día los 365 días en el año. Es muy importante que la gente lo sepa. No hay fines de semana, no hay domingos. Los niños se hacen más autónomos, pero las personas mayores de cada vez son más dependientes. Durante muchos años, los centros han basado su atención en los profesionales que dirigían a los residentes, no dejando decidir. Y ahora aplicamos este nuevo modelo de atender centrado en la persona, donde los servicios se adaptan a las necesidades y preferencias de los usuarios.
¿Qué es lo más complicado de dirigir una residencia de estas características?
Por mi lo más complicado es la parte administrativa y de gestión porque todo tiene que seguir un procedimiento y los procedimientos a veces suelen ser muy lentos, y todo tiene que ser más rápido porque tenemos urgencias. Por ejemplo hoy necesito tener unas batas y unos zapatos y el contrato no está hecho. Esto es lo más complicado. Igual que la contratación. Se tiene que hacer un procedimiento y a veces no es ágil. Y respecto al trabajo en la residencia, se tiene que tener paciencia e ir despacio para conseguir los resultados. Pero bien es verdad que tenemos un equipo muy bueno de profesionales. Los auxiliares son espectaculares, son profesionales comprometidos y hemos tenido mucha suerte con ellos.
¿Cómo ha visto la acogida de la residencia entre los marratxiners?
Creo que la acogida ha sido buena y los vecinos están contentos. Es una casa muy grande, pero no damos muchos problemas, habrá familias que vendrán y coches en la calle, pero en general creo que la gente está contenta que Marratxí tenga una residencia pública y, además, hemos tenido una gran suerte que sea dentro de este entorno.
¿Qué opinan los familiares de la residencia, que ha sido premiada por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos por su calidad ambiental?
Ellos comentan que es una residencia muy cálida, que tiene una iluminación natural espectacular, casi no se encienden las luces en todo el día. Las familias sí que mencionan esta particularidad y esto es un plus para la residencia, y destacan las habitaciones individuales. Sin saber que tiene un premio arquitectónico, se sienten muy afortunados y privilegiados por el entorno y por ser los que estrenan la residencia. Una señora, que venía de otra residencia, dijo que se sentía cómo si le hubiera tocado la lotería. Y es que casi no se han hecho residencias nuevas como esta en los últimos años.