Margalida Sureda, gerente de CAROB S.A., Premio Siurell de Plata en la Iniciativa Científica y Tecnológica del año 2023.

28

Dedicada a la fabricación, distribución y exportación de goma de garrofín, la empresa recibió el reconocimiento a raíz de la mejora de sus instalaciones: colocación de placas solares, secadoras automáticas, y el reciclaje del agua empleada en la fabricación del producto en un 80%. Además, colabora con investigadores de la UIB para determinar si una goma de garrofín está adulterada, puesto que tiene la patente del sistema para detectar la pureza del producto.

CAROB es de las pocas industrias que queda en Mallorca y está en Marratxí al 100% desde el año 1996. Dentro de tres años celebrará su 50 aniversario.

¿Quién es Marga Sureda?

Marga Sureda nació en 1963 en Marratxí. Es una persona a la que desde siempre le ha gustado trabajar y que tiene gustos muy diversos. Me gustan todo tipo de series, libros, mirar deportes. En mis inicios, en los años ochenta, estaba muy interesada en la informática, y era difícil poder estudiar en esa época.

¿Cómo llega una joven con inquietud por la informática a ser gerente de una empresa tan importante?

Fue totalmente inesperado. Empecé trabajando en el departamento de informática de una empresa y después en un gabinete informático, donde procesaba y picaba toda la información de otros: nóminas, facturas, albaranes… A través de un conocido me presentaron al economista Gori Bibiloni, uno de los socios de la empresa y el gerente. Empecé a trabajar con él en 1986. Ha sido mi maestro, todo lo que sé es gracias a él. Por su decisión, al jubilarse, me ofreció ser la gerente de la empresa.

Un cargo así requiere de muchos sacrificios.

Llegar a la gerencia ha supuesto estar más implicada que nunca en la empresa, conocer qué le ocurre a cada uno de los empleados. No era mi idea, llegar a gerente, pero estoy muy agradecida de la confianza que depositaron en mí.

CAROB nació en 1976 y ya tenía un recorrido cuando te incorporaste. Desde 1986 hasta la actualidad, han cambiado mucho las cosas, también en lo referente a la informática y la digitalización.

No hay ninguna universidad que te enseñe todo lo que he aprendido en CAROB. Somos una empresa familiar única en Baleares. De tres que estamos en España, las otras dos son multinacionales. Cuando empecé, la oficina estaba en Son Castelló. Aquí sólo había una parte de la fábrica, donde se pelaba el garrofí y se llevaba a Son Sardina para hacer harina. En 1996 se centralizó en Marratxí, con un almacén mayor, pusimos una depuradora…, los cambios han sido muchos. Cuando llegué, ya habían logrado hacer goma de garrofín para consumo humano [en los inicios sólo era para los animales] y empezaban a tener las primeras experiencias con la exportación. Es un orgullo que una empresa única esté en Marratxí.

Hablando de exportación, tenéis un almacén en Baltimore. ¿Cómo una empresa familiar, de Marratxí, lucha con dos multinacionales y además da el paso de decir “debemos ir a Estados Unidos”?

Es un paso muy grande y todo ha sido gracias a la Cámara de Comercio. He aprendido mucho de exportación y logística. La exportación era la única salida posible, porque en España había poca industria alimenticia. Estados Unidos era el mayor mercado y los clientes que ya teníamos querían que la mercancía no tardara cuatro meses en llegar. Así es mucho más rápido, hacemos la exportación y la importación al mismo tiempo.


Los clientes, ya los teníais, pero ¿cómo llega una empresa de Marratxí a tener un almacén en la ciudad más poblada del estado de Maryland?

Es complicado entrar, pero es muy fácil trabajar con ellos. Uno de los clientes más grandes que tenemos allí tiene un almacén de logística que trabaja para muchas otras empresas y nos lo ofreció. Tienes que buscarte un agente de aduanas, darte de alta en todos los niveles que te exigen. Cuando llegaba un contenedor nuestro, lo miraban con rayos X. Aquí, en las aduanas, empieza a haber ahora, pero allí ya los tenían.

Sin embargo, el ambiente en la empresa es muy familiar.

Siempre hemos sido un gran equipo. Es difícil que un trabajador se vaya. Además, eran todos fijos desde el principio, cuando la mayoría no hacía esos contratos. Nos conocemos mucho, porque hace entre entre diez y veinte años que están en la empresa. Lo que más me ha costado es ser la jefa de todos mis compañeros, pero siguen siendo compañeros y lo han aceptado muy bien, ha sido muy fácil. Lo importante es tener un buen equipo. A la gente responsable y laborable, no le hace falta un jefe.

¿Cómo es trabajar con los agricultores?

El campo es un mundo muy complicado, y eso sí que me ha costado, sobre todo como mujer: dar a entender que para conseguir un producto apto para el consumo humano debemos cumplir unos estándares de calidad. Los almacenes de algarroba están en el campo y son espacios sucios. Para pasar del garrofín al producto final, existe un proceso con unas medidas muy estrictas, y hacerles entender esto es complicado. Para los jefes también ha sido difícil, porque venían de una época en la que todo esto no se miraba. Los trabajadores no pueden entrar ni con una hormiga, ni con una mota de polvo…, ni pasar de la parte “sucia” de la fábrica a la “limpia”. Por suerte tenemos a Julia, que es la especialista en calidad que trabaja con nosotros.

¿Cómo ha llevado trabajar en un mundo mayoritariamente de hombres?

En CAROB hay más hombres que mujeres, pero no se ha producido ningún problema. En el negocio de la exportación tampoco. El mundo de la compra de la algarroba sí es más complicado. Pero yo he vivido en el campo toda mi vida, muchos años en una posesión. Mi padre era payés, y no encontraron a una inexperta en agricultura. Lo difícil no ha sido ser una mujer y encontrarte con hombres, sino luchar en el mundo de la algarroba. Han sido unos años muy complicados.

Habla de la burbuja del negocio. [La caída del precio de la algarroba un 50% después de dos años excepcionales]. En estos momentos más duros, ¿qué le da fuerzas?

En lo primero que pienso es en los 35 trabajadores y sus familias, y en los socios. Debo demostrarles que saldremos adelante de estos años tan complicados. Los precios de la compra de algarroba subieron desorbitadamente, hasta diez veces. Yo avisé hace dos años, los mismos clientes lo dijeron. Y subió aún más la goma de garrofín, a 30 euros el kilo, cuando se había pagado a un euro.

La empresa estadounidense que compraba entre 200 y 400 toneladas en un año este 2023 ha comprado cero. Tienen stock del año pasado o han cambiado la fórmula con alternativas más baratas. Una multinacional que reformula es difícil que vuelva a comprar garrofín. Es muy buen producto, pero a un fabricante de helado le salía más cara la poca goma de garrofí que empleaba que el producto final, y muchos la han reformulado con goma xantana, de guar, de tara… No es fácil ganar la confianza del cliente, a muchos debes explicarles qué es un algarrobo y que el producto es natural y estable.

Mucha gente de aquí tampoco sabía qué se hacía con el garrofín.

La goma de garrofín no se conocía porque vendemos en el extranjero. A la gente le cuesta usarlo en casa, pero estamos muy contentos de la respuesta en las redes sociales. Hicimos una campaña con el chef Miquel Calent y ahora fabricamos unos botecitos que se venden en Agromart, en algunos Eroski y en las cooperativas, además de nuestra tienda online.

En estos tiempos es cuando más debemos apostar por el producto local.

Cuando compramos garrofín, lo hacemos primero en Mallorca. En Manacor tenemos cuatro empleados y un campo de 5.000 algarrobos. Al lado tenemos una finca que estamos repoblando con algarrobos y olivos y tenemos un troceador de algarrobas, para poder cerrar el ciclo de producción. Es una manera de asegurarte una cantidad de algarrobas para poder trabajar.

¿Cómo es su día a día? El trabajo es pesado, pero tengo el privilegio de vivir en Sa Cabaneta, en una casa con unas vistas preciosas, un jardín, mis perros y la tranquilidad.

¿El mejor momento? Llegar a casa y comer con mi marido, leer por la noche antes de acostarme.

Un personaje que admire. Coco Chanel, por su estilo y por lo que hizo por las mujeres. Su vida me inspiró aún más después de ver su película.

Un libro. Los pilares de la Tierra, de Ken Follet.
Una película.Dirty dancing, pero también me gusta el cine de Tarantino.