Marratxí con la diversidad: más allá de los límites

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Las fundaciones y asociaciones destinadas a mejorar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional son una ayuda imprescindible para el municipio. Para Juanma, Guillermo, Lorenzo, Aina y Guillem, conseguir un trabajo que les motive a levantarse de la cama, poder realizar actividades cotidianas o sostenerse en una silla de ruedas son objetivos a los que solo llegan con mucho esfuerzo.

Guillermo y su historia de superación

Guillermo Oliver no puede hablar ni caminar, y la silla de ruedas se ha convertido en su «apéndice», como la llama su madre, Marga Muñoz, vicepresidenta de Aspace. Por complicaciones durante el parto, Guillermo sufrió una serie de problemas que, con el tiempo, condujeron al diagnóstico de parálisis cerebral. Un diagnóstico que llegó tarde por la falta de conocimiento de esta patología que había en aquella época. Aquellos años fueron muy frustrantes para la familia: «Sabíamos que le pasaba algo, pero no qué, y sufríamos mucho», añade Muñoz. Guillermo llegó a Aspace a los cuatro años, lo que supuso una verdadera vía de salvación para su familia.

En la fundación, hace ejercicios para mejorar la movilidad, ya que pasa largas jornadas en la silla. Y, gracias al esfuerzo y a su tutora, Laura Riero, desde hace cuatro años Guillermo puede mantenerse de pie, hecho que reduce al máximo posible las sujeciones que tenía en la silla. Sus momentos preferidos son en la piscina. «Sumergirse en el agua es un momento de liberación para él», explica su madre. Además, también realiza otras actividades, como ir a ver los caballos o al huerto multisensorial.

La Fundación Aspace, fundada en marzo de 1976, se dedica al cuidado de personas con parálisis cerebral, desde la atención temprana hasta la edad adulta, para garantizarles una vida plena en todos los ámbitos: salud, higiene y ocio. Macu Moreno, directora de Servicios Integrales en la Vida Adulta, explica que «durante la infancia, los servicios sanitarios se centran más en terapias, rehabilitación y cuidados médicos, ya que se debe potenciar el desarrollo de los niños y jóvenes. A partir de los 18-20 años, estos servicios se reducen. En cuanto a los prejuicios, también aumentan con la edad. Los niños generan más empatía, mientras que los adultos se enfrentan a más barreras físicas y sociales».

Trabajo y constancia: el reto de Juanma

Juanma comienza la jornada laboral a las siete de la mañana. Es el encargado de mantener las instalaciones del Open Marratxí en perfecto estado. Este es su trabajo desde hace cuatro años. No es, sin embargo, su primera experiencia laboral. Comenzó a trabajar a los dieciséis años mientras estudiaba, ocupándose de tareas de cocina en el centro de Amadip-Esment de Palmanova durante ocho años, y en el aeropuerto.

Tiene dificultades de coordinación y capacidades cognitivas diferentes, pero asegura con firmeza: «No me considero ni mejor ni peor que los demás; me esfuerzo en el trabajo para poder conservarlo». Accedió a este puesto gracias a sus habilidades, especialmente por su facilidad de adaptación, y con el apoyo de Marga Colom y Climent Gutiérrez, técnicos sociolaborales de Amadip-Esment, que lo acompañan durante todo el proceso de inserción laboral. Gutiérrez reconoce que aunque persista el estigma, la sociedad es cada vez más consciente de que aquello que consideramos normal incluye una gran diversidad de realidades. Colom añade que el avance también se refleja en el ámbito educativo, en el que se detectan mejor las necesidades particulares de los niños gracias a la implicación de las familias y las escuelas.

Amadip-Esment, fundada en 1962, tiene como objetivo principal proteger y defender los derechos de personas con dificultades. La entidad opera en toda la isla de Mallorca. En Marratxí, desde 2008, ofrece un servicio de vivienda y un centro de día para más de cincuenta adultos con un alto grado de diversidad intelectual. También promueve iniciativas culturales, como el proyecto Esment-Guías, en el que los usuarios llevan a cabo visitas y talleres de barro para los visitantes.

Valiente y creativa: La historia de Aina Pallacer

Aina Pallacer (28 años) lleva cinco años formando parte de la Fundación ASNIMO. Trabaja a media jornada en el taller de costura del Centro Especial de Empleo y participa en los programas Formación y Orientación Laboral (FOL) y Sexualidad, que le dan herramientas para su vida profesional y personal. ASNIMO es un lugar importante para ella, allí conoció a su pareja y  a sus amigos. Aina se describe como una mujer valiente y positiva. En su tiempo libre, le gusta pasear y pintar con acuarelas.

La Fundación ASNIMO se ha adaptado a las necesidades cambiantes de la sociedad y ha incorporado a sus servicios de atención a personas con Síndrome de Down, el cuidado a personas con trastorno del espectro autista (TEA) a sus servicios.
Una de las principales luchas de Tolo Márquez, director de ASNIMO, es la inclusión. «Hace cincuenta años, cuando se comienzan a fundar las primeras entidades, las personas con diversidad funcional se les situaba en el extrarradio de las ciudades, lejos de la sociedad. Ahora, con nuestros talleres y eventos, somos parte integrante del tejido municipal», explica Márquez.

Todo el mundo tiene derecho a divertirse: el caso de Lorenzo García

Lorenzo tiene ciertas dificultades para realizar tareas domésticas y necesita acompañamiento para salir de casa. Gracias a Anem Junts,  formada en 2023, se reúne con sus amigos para ir a ferias o a ver el fútbol. Su madre, Emilia Llorenç, explica que estas actividades lo hacen sentir valorado y le han permitido ampliar su círculo social, que llama cariñosamente «mis niños». «Cuando termina un encuentro, ya está impaciente por volver a reunirse en el local de Marratxí», añade.

El equipo de Anem Junts está formado por Leta Quert, educadora social; Celeste Portas, integradora social, y Constanza Radis, docente. Las actividades que organizan incluyen la participación de las familias y de personas sin discapacidad. «Descubren otras realidades e interactúan. Para nosotros, esta es la inclusión real», añade Radis.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), extraídos del estudio EDAD – Hogares 2020, solo un 37 % de las personas con diversidad funcional que viven solas o acompañadas se reúnen con amigos, conocidos o familiares una o dos veces a la semana.

Un lugar para todos: la historia de Guillem Fullana

Cuando tenía 20 años, Guillem Fullana quedó en silla de ruedas por un accidente de moto, y de repente, tuvo que enfrentarse a la imposibilidad de acceder a muchos espacios públicos que no estaban adecuadamente adaptados. Para hacer frente a esta situación, Guillem fundó en 2010, Mallorca Accesible per a Tothom, una asociación que reclama la eliminación de las barreras arquitectónicas de los municipios de Mallorca, que dificultan el acceso a espacios públicos a las personas con movilidad reducida. «La accesibilidad siempre se debe hablar en un tono positivo. Desde 1993, he colaborado en reuniones y encuentros para dar mi punto de vista y proponer mejoras urbanísticas para conseguir que se cumplan las leyes de accesibilidad», explica. Aun así, considera que no es suficiente y que se deberían invertir más recursos y tener más empatía para lograr la no discriminación.

Estas historias son solo algunas de las que hemos podido conocer, pero hay muchas más. Cada una de estas personas lucha por disfrutar de una buena salud y poder pasear sin miradas discriminatorias. Junto con las asociaciones y fundaciones, trabajan para conseguir una sociedad más amable dentro de la diversidad.