Es un día nublado y hace frío, ese frío de febrero que solo da tregua cuando empiezan a asomarse algunos rayos de sol que ya anuncian la llegada de la primavera. Pero hoy no es un día cualquiera, hoy es el cuadragésimo aniversario de la Fira del Fang. Ahora sí, ha llegado el momento que els ollers y siurelleres han estado esperando durante los últimos meses mientras elaboraban cuidadosamente los productos para vender durante diez días.
Las campanas de la iglesia de Sant Marçal repican para anunciar las diez. En ese preciso instante comienza la edición de la Fira del Fang. El primer toque de flabiol de los xeremiers de Marratxí da paso al tradicional baile de los gigantes, Bet y Marçal, que danzan en la plaza justo después de que las autoridades corten la cinta inaugural de la feria.
A lo largo de la mañana, los xeremiers Fabián Blesa y Pep Toni Aguiló interpretarán un amplio repertorio de canciones mallorquinas, aquellas que “hacen pueblo”, como dice Blesa; ya llevan cinco años haciéndolo.
La plaza se va llenando poco a poco de visitantes que comienzan a recorrer los puestos de los artesanos de Marratxí, de la isla e incluso de la Península. Ofrecen una amplia variedad de productos de cerámica: greixoneres, siurells, tazas, utensilios de cocina o joyas. Una feria que despierta los recuerdos de los más nostálgicos. “La Fira del Fang marcó un punto de inflexión en la difusión de la cerámica”, añade Toni Rotget, vecino del municipio.

“La Fira del Fang marcó un punto de inflexión en la difusión de la cerámica”, Toni Rotget, vecino del municipio
Marc Oliver (de Es Pla de Na Tesa), Pau Vergues (de Es Caülls) y Sara Luque (de Es Pont d’Inca), de diecinueve años, explican que ya visitaban la feria de pequeños con la escuela. De hecho, Luque aún conserva todas las piezas que compró aquellos años: “En algún momento de mi vida, me gustaría poder dedicarme a la cerámica”, explica.
Mientras los tres jóvenes deciden qué comprar, Francisca Serra, de la Ollería Can Vent, la más antigua de Pòrtol, hace balance de lo más vendido hasta ahora. “La greixonera es, sin duda, la protagonista, aunque hoy en día ha caído en desuso debido a las nuevas cocinas y las tendencias gastronómicas”.
De fondo, se oyen las voces de las personas que se reencuentran en la plaza en un día de feria mientras suena la ocarina, un instrumento de cerámica que imita el canto de los pájaros. Recuperada por el ceramista y escultor de Marratxí Benet Mas en 1967, hoy es Carmen Hermoso quien mantiene el legado y da a conocer el instrumento a aquellos que, curiosos, se detienen a escucharlo.
La feria también es un espacio para dar a conocer a otros ceramistas. Este es el segundo año de Jonathan Haas y Valeria Minjoloude, de Verbenas Cerámica, con piezas que destacan por sus colores vivos. Ambos aprendieron el oficio en Argentina. “Le dedicamos muchas horas, porque las piezas se hacen una a una. Además, queríamos aprovechar la ocasión para conocer a otros artesanos de la isla”, detalla Haas.

La Verònica: el pasado y el presente
A solo unos metros, en la explanada de La Verònica, se ha habilitado una carpa donde se puede ver el presente y el futuro de la cerámica. El barro sirve como eje vertebrador. Por un lado, los talleres, y por el otro, la exposición conmemorativa de los cuarenta años de la feria.
En cuanto a los talleres, los niños rodean la mesa esperando las indicaciones de Toni Vich, ceramista y director del Museu del Fang, y de los usuarios de Esment-Guies, encargados de llevar a cabo los talleres y acercar la cerámica a los más pequeños. Las manos de Marta, de 7 años, y de Xisco, de 6 años, se manchan de cola blanca que usan para pegar las piezas de barro.
Siguiendo la técnica del trencadís, estas piezas formarán la marca corporativa de la Fira del Fang. Durante la semana, más de 1.600 niños de las diferentes escuelas del municipio visitarán la feria para conocer de cerca los productos que ofrecen los artesanos y las distintas piezas de cerámica.
Dando un salto al pasado, Toni Vich presenta la maqueta de una antigua alfarería que corona el centro de la exposición. “Para mí, mostrar cómo es una alfarería preindustrial es rendir homenaje al trabajo que se hacía cuando aún no había electricidad ni la posibilidad de comprar los materiales”, comenta Vich.
Junto a ella, una torre recoge algunos de los carteles y programas de otros años, fotografías de las alfarerías antiguas y actuales, y recortes de noticias que forman parte de la historia y plasman estas cuatro décadas de feria.
Alrededor, una exposición de figuras realizadas por las diferentes entidades que han participado en la feria: los centros escolares, el centro penitenciario, el Hospital Psiquiátrico-Parc Sanitari Bons Aires (HUSE), la Escola de Disseny d’Art Superior y los artesanos.

Premio Benet Mas, el futuro de la cerámica
El viaje no termina aquí. Un tren conecta el epicentro de la feria con el Museu del Fang, acercando a los visitantes a la obra escultórica ganadora del Premio Benet Mas. Bajo el nombre La pell intangible: El futur de la ceràmica, desarrollada por el Colectivo LAP Visual formado por Lluís Ferrer, Rafel Llobet y Manuel Bauzà Ramis, exploran la relación entre la cerámica, el arte contemporáneo y la tecnología digital. “Nos imaginamos una cerámica combinada con inteligencia artificial, un bol que calentará directamente la bebida. Esta obra es solo una primera muestra”, añadía Ramis durante la entrega de premios.

Manuel Bauzà Ramis: “Nos imaginamos una cerámica combinada con inteligencia artificial, un bol que calentará directamente la bebida. Esta obra es solo una primera muestra”
La feria, que comenzó en 1864 en Ses Tres Germanes como un espacio expositivo, batió récords de participación, lo que impulsó decisivamente el reconocimiento y la economía de la industria cerámica de la época. Hoy en día, la Fira del Fang se ha consolidado en el calendario de Marratxí como una cita imprescindible para la defensa de la cultura y la tradición del barro, y se ha convertido en una vitrina de difusión de este oficio para las generaciones pasadas y futuras, que, unidas, seguirán sumando nuevas ediciones año tras año.